miércoles, noviembre 24

lluvía divina

El olor a cigarrillo del tipo que estaba sentado al lado mío era casi tan insoportable como la absurda conversasion que sostenian las dos solteronas de atrás.
-¿Qué va a ordenar?- me interrumpió mi compleja observación la moza que tenía pinta de mina sin un mango que no sabía como ganarse la vida y estaba ahí.
-Nada nada, gracias.- Respondí con mirada perdida, entre la muchedumbre de los mil y un pensamientos que podrían estar rodeando aquel bar, en aquella esquina, aquel 24 de agosto.

Agarré el estuche de mi cámara, mi bolso, las llaves de mi departamento y me fui. Recuerdo que en aquel instante las dos solteronas de atrás me miraron con tal actitud como si tubiese cucarachas con lombrices disecadas en mi cara que no me arreiento de haberles "por equivocación" tirado la taza con el café que no había tomado.
Era un día bien lluvioso, de esos que tanto me gustan a mi. Simplemente me da gracia ver por ejemplo a las mujeres con botas de gamusa negra, aros redondos dorados y camisas largas de colores llamativos como con una mano sostenían una conversasión con alguien mediante su último celular, de la última categoría y con la otra sosteniendo un horrible bolso con flecos que andá a saber que llevaran allí adentro trataban de parar al remís que pobre después hiba a ser de psicólogo todo el viaje.

En fin, creo ser la única loca que camina sin prisa y libre por debajo de una precisa lluvia un lunes a las 9 de la mañana. Es mi locura, y la manejo como quiero

1 comentario:

  1. Hay que disfrutar de la vida, no hay que ser cómo los demás que parecen como robots por el medio de la calle sin disfrutar ni observar nada. Me encantó la parte "trataban de parar al remis que pobre despues hiba a ser de psicologo todo el viaje." jajajaja, me reí muchísimo con esto. Muy buen blog ♥

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