Ella veía como el amor de su vida se estaba desintegrando entre un conjunto de destellos que salían de su piel. Su piel pálida gritaba a llantos que lo salven. Pero ya era imposible. Estaba destinado a morir. Ella permanecía perpléjica viéndolo morir. Avanzó un pie, avanzó el otro y se sentó al lado de él y le suplicó que nunca cierre los ojos. Que no se dé por vencido. Que piense que la vida es hermosa y que en tiempo de morir y estar en ella tiene que pensar que nada es suyo y que todo pertenece a una estrella. Estrella del cielo que alumbra el vivir. Estrella que te pertenece, estrella que te da vida.
Mi amor, no olvides que te amo. Y que si mueres, morirás gritando mi nombre y a mi lado.
Aún en medio de triste escena, se nota ese toque romántico, que desborda los más hermosos sentimientos...
ResponderEliminar¿Que si me gusta? Me encanta...